Madre mía, cómo pasa el tiempo cuando se tiene la suerte y el privilegio de dedicarse profesionalmente a tu propia pasión.

8 años desde que le metí 180º al rumbo de mi carrera profesional y me puse del otro lado del pupitre. 8 años increíbles, conociendo a miles de personas interesantes y extraordinarias, aportando mi granito de arena para hacerle la vida más fácil a los "compañeros del metal", y disfrutando cada hora impartiendo formación técnica.

Gracias muy especiales a Roberto Ortego y a Roberto de Gregorio, que fueron los que me enseñaron la puerta, que abrí sin duda.

A por otros 10 años.